La naturaleza humana es muy sabia y ayuda a que te inmunices ante cambios climatológicos, ante enfermedades, ante eventos de la vida relacionados con actitudes extrañas de tus semejantes,etc...etc...Pero surgen situaciones que, aunque se repiten de tal forma que "se nos acostumbra", no pierden esa capacidad de golpear nuestros espíritus de manera brutal.
Busco con ahínco en los periódicos noticias que te hagan sonreir con sonrisa sana, con esa sonrisa que te haga sentir bien, que...¡hasta comas con apetito!...pero es costoso encontrarlas. Quizás tan sólo las esquelas cuando al leerlas se te estira una comisura bucal y piensas..."¡que pena que esa transición les pueda aportar paz!"...o a lo mejor alegría de la sana, ¿ porqué no? .
¡Que hatajo de sinvergüenzas pueblan la piel de toro!...¡que subterfugios tan infantiles buscan y les " preparan " sus asesores y abogados para salir indemnes de acciones en las que despilfarran DINERO+TRABAJO de aquellos que sudan, que madrugan, que se cansan, que pierden la capacidad de sonreir!...Los rictus de las comisuras son más propios de la última fase de la vida...forzados...tristes...
Pero los otros sí que sonríen envueltos en impolutos trajes de "alta gama", rodeados de escoltas...coches sin un ápice de polvo.
Pienso que debe ser triste la vida de un abogado defensor cuando se enfrenta a un caso claramente ilegal y lo tiene que defender. Tiene que defender el pecado aún sabiendo que lo es. Nosotros los médicos defendemos la vida, a sabiendas en muchas ocasiones de que quizás esa persona haga más bien existiendo en otra dimensión, pero luchamos hasta el final para que siga con sus pecados en esta Vida. En el otro caso, los abogados defensores CUMPLEN CON SU DEBER POR AQUELLO DE QUE NADIE ES CULPABLE HASTA QUE NO SE DEMUESTRE LO CONTRARIO, ¡qué pena!, pero en el ambientillo en el que nos movemos ahora, no hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de que siguen dirigiéndonos los mismos que nos roban y además se le otorgan privilegios, a veces por el apellido, haya hecho lo que haya hecho, de que no hay cataplines suficientes para tomar soluciones radicales y sobre todo PORQUE NADIE ES CAPAZ DE EXIGIR RESPONSABILIDADES Y NADIE ES CAPAZ DE CONSEGUIR QUE SE DEVUELVA LO QUE SE MALVERSA. Es decir, el fruto de nuestro trabajo.
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