Freud afirmó que el inconsciente no conoce la muerte y que nadie cree realmente en su mortalidad. Nuestra propia muerte es inimaginable y cuando intentamos imaginárnosla, nos damos cuenta de que en realidad sobrevivimos como espectadores.
Usando ejemplos de cómo la gente evita hablar de la muerte cotidianamente, Freud confirmaba un antiguo consejo que dice : "Si quieres resistir la vida, estate preparado para la muerte ".
Se podrían dar innumerables citas de personajes punteros que han hablado sobre este tema y han dejado frases célebres para que los demás pensemos y razonemos sobre este evento inevitable, pero no voy por ese camino, más bien deseo moverme por la senda de los impactos que, tanto somáticamente , como psíquicamente llegan a dejar huella todos aquellos pensamientos, ideas , comentarios y vivencias que pueden transformarse en improntas difíciles de quitar de nuestra vida y que, de alguna forma nos pueden condicionar en nuestras actitudes de manera negativa, aunque no necesariamente tenga que ser así.
La ansiedad ante la muerte ha demostrado estar formada por unos componentes independientes:
a.-Preocupación por el impacto emocional del morir y de la muerte.
b.-Anticipación de, y miedo a, las alteraciones físicas que el morir y la muerte comportan.
c.- Darse cuenta de la limitación del tiempo entre el nacimiento y la muerte, y de su paso.
d.-Preocupación por el estrés y el dolor que acompañan a la incapacidad, la enfermedad y el morir.
Nacemos, nos convertimos en seres a quienes nos rodea el entorno, sus circunstancias, su momento, los seres que interaccionan contigo ,y es cuando nos hemos introducido en ese corto o largo tubo ( nuestra Senda Vital) en el que nos vamos a mover. Durante un tiempo indeterminado avanzamos por el reducto de la Senda Vital, por ese tubo a través del cual nos vamos a relacionar con estructuras similares que se cruzarán en nuestro avance, entre nuestras circunstancias ,y ésto conformará nuestras vivencias compuestas por la interrelación con los demás y sus circunstancias, que de alguna manera, van a influir en nuestra esfera, sobre todo psíquica, formado todo este entramado nuestro carácter, nuestra personalidad.Este entramado supone nuestro pasaporte durante la vida, aquello por lo que vamos a ser conocidos e imbrincados en la arquitectura de las Sendas Vitales.
Llega el momento en el que el final del tubo se presenta inexorable. Es el otro extremo al que llamamos muerte, y que de todas formas, aunque le pusiéramos otro nombre, nuestro cerebro lo traduciría igual y los resultados a nivel de cada Unidad de Persona , no cambiarían. Moriríamos, es decir, moriremos.
Todo esto merece, al menos la esperanza de que aprendamos a acorazarnos en vida para poder vivir , desplegando todos nuestros potenciales y no tener ninguno de ellos pendiente de que la muerte será inexorable. ¿ Os imagináis vivir pendientes de que vamos a morir?...la locura sería una auténtica pandemia, nos empobrecería el peso de estar pendientes del instante del Final de Todo. Y seríamos seres inútiles y profundamente dependientes. ¿ Quien desea este panorama mientras se viaja por la Senda Vital?...¿ Verdad que se sufriría mucho cuando se presintiera el final del tubo?.
Sin embargo ese final llega, bien de manera súbita o de forma insidiosa y alargada en el tiempo, y es cuando se da a conocer a los demás . El impacto de este evento "golpea" la psique de los demás y aparece el dolor emocional. Pasamos por un ciclo ( el duelo), del cual hablaremos en una segunda parte.
En cuanto al proceso físico del hecho de morir, no cabe duda de que el factor más indicativo de que ese cuerpo ha llegado al final de sus vivencias es que el corazón se pare. La bomba que con su latir ha permitido que la sangre llegara a todos nuestros órganos, se paraliza, deja de funcionar y entre otros eventos trae como consecuencia el que nuestros pulmones dejen de expandirse para alimentarse del oxígeno ,fundamental y básico para nuestra existencia. El cerebro deja de recibir sangre y sus funciones se van perdiendo en pocos instantes, la percepción de la realidad se difumina y la persona se desembaraza de su existencia. Se ha muerto.
¿ A donde va?, es la pregunta del millón y nadie los sabe, lo cierto es que durante unos instantes, aquello que se desprende de su arquitectura física se evapora, se aparta del cuerpo y puede que tome algún camino. Es curioso y lo he experimentado en ocasiones ,cuando por razones profesionales he asistido en los últimos momentos a este instante, que he tenido la sensación de que en la misma habitación del fallecimiento un ente invisible ha permanecido unos instantes en el habitáculo físico donde ha tenido lugar la muerte, como si observara la escena desde "arriba"...¿sensación falsa?...No lo sé, pero siento que ha sido como un hecho en el que la parte "espiritual" flotaba y esperaba emprender un camino...¿ a lo largo del túnel?.
Aquí es donde entra la discusión eterna del destino final de una Vida. Cada cual que piense lo que su percepción y sus creencias le permitan.
En la segunda parte hablaremos del duelo y de la forma de mitigar la pérdida de otras vidas mientras nosotros seguimos con la nuestra.
En cuanto al proceso físico del hecho de morir, no cabe duda de que el factor más indicativo de que ese cuerpo ha llegado al final de sus vivencias es que el corazón se pare. La bomba que con su latir ha permitido que la sangre llegara a todos nuestros órganos, se paraliza, deja de funcionar y entre otros eventos trae como consecuencia el que nuestros pulmones dejen de expandirse para alimentarse del oxígeno ,fundamental y básico para nuestra existencia. El cerebro deja de recibir sangre y sus funciones se van perdiendo en pocos instantes, la percepción de la realidad se difumina y la persona se desembaraza de su existencia. Se ha muerto.
¿ A donde va?, es la pregunta del millón y nadie los sabe, lo cierto es que durante unos instantes, aquello que se desprende de su arquitectura física se evapora, se aparta del cuerpo y puede que tome algún camino. Es curioso y lo he experimentado en ocasiones ,cuando por razones profesionales he asistido en los últimos momentos a este instante, que he tenido la sensación de que en la misma habitación del fallecimiento un ente invisible ha permanecido unos instantes en el habitáculo físico donde ha tenido lugar la muerte, como si observara la escena desde "arriba"...¿sensación falsa?...No lo sé, pero siento que ha sido como un hecho en el que la parte "espiritual" flotaba y esperaba emprender un camino...¿ a lo largo del túnel?.
Aquí es donde entra la discusión eterna del destino final de una Vida. Cada cual que piense lo que su percepción y sus creencias le permitan.
En la segunda parte hablaremos del duelo y de la forma de mitigar la pérdida de otras vidas mientras nosotros seguimos con la nuestra.