El dolor existe y en muchas intensidades, dolor agudo...dolor crónico...dolor intermitente...etc...etc..., pero aquí no vamos a plasmar datos fisiológicos sobre él, sino verlo desde otro punto de vista. Un punto de vista que, si bien no está hecho para aquellos que por un simple dolor dental acuden con presura al Centro de Salud para que le pongan un nolotil o cualquier otro analgésico, sino para aquellos otros que se sienten con suficiente "poder mental" como para poner en práctica otros sistemas de lucha ante la aparición de esta alteración que, en ocasiones puede llegar a ser invalidante.
Podemos hacer un pequeño esfuerzo y ser capaces de contemplar el dolor como un acompañante que se despliega en un lugar determinado de nuestra anatomía y "colocarlo" en una senda paralela a nuestra vida en esos momentos. Lo podemos "seguir" como un ente extraño que no debería estar ahí y contemplarlo en su evolución. Contemplarlo desde fuera siguiéndole el curso y su evolución . Contemplarlo como un "amigo· que en un momento determinado va a desaparecer y no ofrecerle ayuda externa medicamentosa para que se vaya.
Aprenderemos a conocerlo y saber como se intensifica, como reduce su efecto, cómo son sus altibajos y cómo, finalmente al no recibir "ayuda" desaparece. Conseguiremos con esto un mejor conocimiento de este evento que surge varias veces en la vida y que no tenemos más remedio que dejarlo que nos acompañe durante su proceso. Esto nos va a dar un mejor entendimiento de que si queremos, podemos dominarlo al igual que somos capaces de dominar cualquier tipo de emoción. Terminaremos siendo más fuertes y nos daremos cuenta de que nuestro cerebro es capaz de conseguir no sólo eso, sino que lo podremos aplicar a otros momentos , como las penas , las alegrías, etc...
Haced la prueba y la próxima vez que nos de un ataque de dolor, colocarlo paralelamente a nuestro quehacer diario y ...¿porqué no?...hablar con él como si fuera un amigo, hablarle con calma, casi con cariño y decidle que nos deje, que no queréis saber nada de él, que os está molestando, que quizás en otra ocasión le prestéis un poco de atención, pero que en ese instante debe irse.
Conseguiréis con esta práctica la facultad de poner en movimiento cualidades mentales que a lo mejor no conocéis que tenéis, con la ventaja de que así vais a impedir introducir en vuestro cuerpo sustancias químicas manipuladas que lo único que hacen es no permitiros potenciar valores y talentos básicos con los que habéis nacido pero que no los habéis entrenado. Todos estamos a tiempo de hacerlo.
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